domingo, 11 de noviembre de 2012

LA RECETA DE LA FELICIDAD DE STEFAN SAGMEISTER


Antes que nada, pediros disculpas por un post tan largo. 

Fue también un honor para mi poder acudir a una de sus conferencias y ciertamente, la cosa no dejó a nadie indiferente. Es más, dudo que nadie haya conseguido hacer tan feliz con sus conferencias a tanta gente como este hombre. 
También quería compartir con vosotros este artículo  sacado de la revista YOROKOBU combinado con una recopilación de videos que he ido haciendo (podéis activar la opción de subtítulos en cada video). A mi parecer no tiene desperdicio alguno y se pueden sacar muchísimas conclusiones y cosas en claro, a parte de arrancarnos alguna que otra sonrisa.

Para quienes no lo conozcan, es un placer para mi presentaros a Stefan Sagmeister.

“No lo hagas. Perderás tu negocio. Tendrás que empezar de cero. Será tu ruina”. La cabeza de Stefan Sagmeister se llenaba de voces que le paralizaban durante meses antes de tomar una de las decisiones más importantes de su vida. Era el año 2000, y el diseñador austriaco estaba a punto de cerrar su estudio durante un año para dedicarse a experimentar y hacer vida sabática.
Estas voces pronto se acallaron y se lanzó al vacío. Siete años más tarde, a punto de repetir este ritual, miró hacia atrás y se dio cuenta de que no solo no afectó a su carrera sino que fue una de las mejores inversiones de su vida.
“Mi negocio y volumen de trabajo aumentaron. Me invitaron a TED para hablar sobre ello. Mucho de lo que aprendí durante ese tiempo lo acabé utilizando para los siguientes siete años. Llegué al punto donde tenía 10 propuestas por cada proyecto que podía coger. Eso, a su vez, generó otro tipo de ansiedad porque no me gusta decir que no, pero eso es otra historia”, explicó Sagmeister, que estuvo en Madrid a mediados de abril para dar una conferencia en el evento de diseño MADinSpain.
Había logrado rediseñar el esquema que la vida moderna tiene preparada para nosotros. Pasamos, aproximadamente, los primeros 25 años de nuestras vidas formándonos. Los siguientes 40, trabajando, y los años posteriores, jubilados hasta nuestra muerte. Sagmeister pensó que sería mucho mejor robar un poco tiempo al final de nuestras vidas y dosificarlo a lo largo de nuestra carrera profesional.
La siguiente vez que surgió la ocasión de tomarse un año sabático ya no había ninguna duda. El diseñador pasó buena parte del 2009 en Indonesia meditando y construyendo muebles. “Esta vez planeé mucho mejor mi tiempo. Tuve mucho más claro mis proyectos a la hora de abordarlos”, cuenta el creativo austriaco de 49 años.
Una de las ventajas que le han ayudado a tener este estilo de vida es su obsesión total por mantener un estudio pequeño. El mundo está lleno de ejemplos de personas que empiezan ligeros, pero acaban siendo ejecutores de negocios más preocupados por pagar los sueldos de una plantilla que crece sin cesar que en hacer un trabajo excelente. Sagmeister, conscientemente, ha buscado evitar caer en esta tentación desde el principio. “Tuve suerte de tener un mentor cuando empecé en esto. Se llamaba Tibor Kallman y era muy conocido en Estados Unidos. Cuando abrí mi propio estudio, le pregunté qué cosas debía tener en mente y me dijo que lo más difícil es no crecer. Todo lo demás es fácil. Gracias a estos consejos fue bastante sencillo seguir estas reglas. Trabajé sobre ello de forma premeditada y lo he logrado mantener hasta ahora”.
Hoy tiene contratado a un diseñador, a una persona de administración y a becarios que entran y salen en ciclos de tres meses. “El otro día estaba cenando con una persona que tiene una plantilla de 1.000 trabajadores. Tardó cuatro años en cambiar cómo tratar el color en el estudio. En el mío lo hacemos en dos días”.
A su vez, tener una estructura pequeña le ha ayudado a sobrevivir mucho mejor las recesiones. “Desde el 93, cuando abrimos el estudio, fueron años muy buenos en Nueva York. En 2001 hubo una pequeña crisis y en 2008, también, pero como éramos tan pequeños los cambios en la economía apenas nos afectaron”.
Casos como este le han enseñado que tener agallas funciona por mucho que nuestros instintos nos digan lo contrario. “Estamos diseñados por naturaleza ancestral a tomarnos muy en serio el miedo mientras que la felicidad no tiene los mismos mecanismos. Si ves un plátano demasiado tarde, no ocurre absolutamente nada. Ya habrá otra ocasión para verlo. Si, en cambio, ves un tigre demasiado tarde, estás muerto. La gente en Occidente vive vidas muy protegidas y estos miedos no tienen sentido en este ambiente. Hay algunos peligros, pero están muy reducidos por la sociedad. Luchar contra estos miedos me ha ayudado mucho en los últimos años”, explica.
Está todo claro. Sagmeister ha solucionado el enigma. Ha averiguado cómo ser feliz. Ya tiene un decálogo, señor lector, para colgar en su pared. Excepto que no todo es tan sencillo. En su presentación en MADinSpain, Sagmeister enseñó un fragmento de un documental que prepara en estos momentos sobre la felicidad.

En él confiesa que, desde hace unos meses, está pasando por un momento muy difícil. Murió su madre y le han encontrado una inflamación en la próstata (esto agudiza su depresión). Sin embargo, no se ha dado por vencido. Sigue adelante con su proyecto. La búsqueda de la felicidad para él empieza por ser honesto con uno mismo sin necesidad de exhibir una alegría histriónica.

Espero que os haya gustado. Si queréis conocer más acerca de su trabajo os animo a que visitéis su web, pues no tiene desperdicio.

Y este, de propina!

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